miércoles, 15 de mayo de 2013

Relecturas.


Cuando no tengo lectura, siempre releo los mismos cinco libros. Cuál de ellos depende de muchos factores, pero lo más seguro es que acabe leyendo los cinco al menos una vez al año.
No es que sean libros excepcionalmente buenos, ni tienen por qué ser los que más me han gustado (de hecho hay libros que he amado pero que me costaría mucho volverlos a leer), pero algo tendrán para querer releerlos una y otra y otra vez, aunque ni yo misma sepa muy bien el qué.

Sé que a estas alturas ya os pica el gusanillo de la curiosidad y queréis saber qué libros son. Seguro que muchos de vosotros (claro, como que me leen más de dos)

ya estáis haciendo vuestras conjeturas, y quizás alguien acierte al menos uno, pero os aseguro que jamás conseguiríais adivinarlos todos. Así que os los digo ya.



El que alguno (o más bien alguna) habrá adivinado es, evidentemente, mi favorito; La Historia Interminable. Lo releo simple y llanamente por eso. Es un libro que me hace sentir bien, de lectura amena pero que, a su vez, te hace pensar en muchas cosas, si quieres. Es lo bueno de la literatura juvenil, que se puede tomar como algo ligero o como una reflexión más. Además, esa edición en verde y rojo, dependiendo del punto de vista de la historia... <3







El segundo y más antiguo es Memorias de una Geisha, supongo que porque me encanta la delicadeza con la que está narrado y la precisión con la que describe los objetos, sobre todo los kimonos. Además, también es una historia de superación personal y da bastantes ánimos para seguir adelante con lo que sea cuando se está de bajón.









El tercero y más reciente es De cómo me pagué la universidad. Me lo compré por tres euros en una librería de Argüelles sin saber muy bien qué esperar de él, y la verdad es que me encanta porque tiene de todo (y cuando digo "de todo" quiero decir DE TODO).









El cuarto, y el que menos idea tengo de por qué está en esta lista, es El diablo viste de Prada. No sé, supongo que da en qué pensar y hace ver que no compensa dejarlo absolutamente todo por lo que (crees que) quieres.
Y el quinto y último, pero no por ello menos importante, es La esclava de azul. No es nada conocido, pero en cambio tengo muy claro por qué lo releo tanto. Es de los pocos libros (éste, Manolito Gafotas y pocos más) con los que, no importa las veces que lo lea, me sigo riendo como el primer día. Tiene un humor finísimo y una historia muy bien hilada, y es ideal para desconectar de todo.









¿Y vosotros? ¿Tenéis vuestros propios "libros de relectura"?

sábado, 4 de mayo de 2013

Más de una vez he escuchado un "ay Isa, qué buena persona eres", pero tampoco me lo he tomado muy en serio. Normalmente, si hago un favor no espero nada a cambio -cuanto menos algo material- y un "gracias" sincero me es más que suficiente. ¿Por qué? Pues porque es mi forma de ser, porque me gusta ver feliz a la gente que me importa, y si puedo ayudar a ello mejor me sentiré. 

Al principio a muchos les choca, o incluso sospechan de que haga favores sin vuelta (así de generosa es la sociedad de estos tiempos), pero llega un momento en el que la gente se acostumbra. En ese momento se produce un punto de inflexión en el que la persona pasa del regocijo a tomarlo como algo habitual. Y yo, como además de buena soy tonta, sigo haciendo favores mientras espero un agradecimiento que no llega. 

Pero ya está bien, ya me he cansado de ser buena. Ya basta confundir el ser buena con ser idiota. Sé que me va a costar, porque cambiar la forma de ser de uno es difícil, pero es algo que considero necesario para que se me tome en serio, que después de veintidós años creo que va siendo hora.