martes, 13 de diciembre de 2011

La mirada verde.

Cansada de ver pasar a su joven amor platónico por debajo de su ventana, trazó un cuidadoso plan para hacerle saber de su existencia. A pesar de tener unos pocos añosmás que él y haber pasado ya esa crítica edad, al verle, volvía a sentirse como la tonta enamoradiza que hacemuy poco fue. Su plan, que consistía en cruzarse con su amado cuando este volviera del instituto, no tardó en ponerse enmarcha.Y aquella tarde, decidida, se colocó en medio de la calle, a unas cuantas puertas de su casa, mirando impaciente el reloj y esperando su inminente llegada para hacer su particular desfile de seducción.Y en un descuido, lo vio, allí, en la lejanía, como un espejismo borroso, doblando la esquina y acercándose cada vez más. Rápidamente se recompuso, se echó el pelo hacia un lado, enseñando la tiranta del sujetador y se humedeció los  labios,mostrando la parte más sexy de su ser.Y, sin darse cuenta, ya lo tenía enfrente, observándola con aquella profunda mirada verde.Tenía los ojos más verdes e intensos que jamás había visto nunca. Se sintió intimidada, sin saber dóndemirar, si al suelo o a aquellos ojos que la miraban tan fijamente.Y, de repente, los labios de él se removieron en un intento de decir hola, pero no dijeron nada, solo el silencio y una pequeña sonrisa que se dibujaba en su rostro. Pasaron de largo, dejando entre ellos un espacio que cada vez cobraba más distancia, y ella, nerviosa, con su mirada verde clavada en la mente, tan solo podía pensar en su próximo encuentro.

@Sandra Sevilla.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Carta encontrada en un libro prestado.

Me encanta encontrar cosas que no son mías en los libros que he prestado, que me han dejado o en los de la biblioteca que ha podido leer cualquiera. En este caso ha sido una carta dentro del libro de Hella Jongerius que me ha dejado David, mi profe de Proyectos. Me encanta, es de un amigo suyo, muy bohemia, y dice así:

Querido,
aquí estoy en el pequeño balcón, amablemente acompañado por Bosco (Bosco es nuestro perro, que desde que le conocí ayer al devolver el sacacorchos a su dueño no tan civilizazdo, me mira con una ternura irresistible).
Esta mañana he desayunado con la princesa. Estaba preciosa y suave. Es una mujer maravillosa para soñar con ella.
Ya no hay mancha de esmalte en el videt. Espero  que no tuviera algún valor sentimental.
Dale un besín a María Andrés (que es tu mejor amiga), siempre buen cómplice.
Nos vemos pronto, amigo. Ahora te dejo, debo estar alerta, veo que el verano puede empezar en cualquier instante.
Un abrazo,
Alberto.

Pd. Sólo tenían este ejemplar, manoseado por una ingente cantidad de (gente) modernilla.
Pero pensé que no te importaría.
Puede que incluso te guste más así. Hoy en día el preenvejecimiento está muy cotizado.