Eres un privilegiado que jamás ha olido el fracaso. Ni lo olerás nunca, estoy casi segura de ello.
Eres un privilegiado porque tienes la suerte de ser bueno, muy bueno en lo que haces. A su vez y por esto mismo, también eres un privilegiado por disfrutar de ello con toda tu alma.
Eres un privilegiado que nunca ha sabido lo que es esforzarse al máximo con algo que te encanta, pero que al fin y al cabo no está hecho para ti y te da más disgustos y quebraderos de cabeza que alegrías.
Eres un privilegiado por no sentir en ningún momento que todo ese esfuerzo no iba a ninguna parte, porque el que tiene un don natural lo hace mejor y es más válido.
Eres un privilegiado porque la gente te adora.
Eres un privilegiado por conocer el éxito, algo que muchas personas no llegan a conocer jamás.
Y sólo tienes diecinueve años.
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