Me encanta encontrar cosas que no son mías en los libros que he prestado, que me han dejado o en los de la biblioteca que ha podido leer cualquiera. En este caso ha sido una carta dentro del libro de Hella Jongerius que me ha dejado David, mi profe de Proyectos. Me encanta, es de un amigo suyo, muy bohemia, y dice así:
Querido,
aquí estoy en el pequeño balcón, amablemente acompañado por Bosco (Bosco es nuestro perro, que desde que le conocí ayer al devolver el sacacorchos a su dueño no tan civilizazdo, me mira con una ternura irresistible).
Esta mañana he desayunado con la princesa. Estaba preciosa y suave. Es una mujer maravillosa para soñar con ella.
Ya no hay mancha de esmalte en el videt. Espero que no tuviera algún valor sentimental.
Dale un besín a María Andrés (que es tu mejor amiga), siempre buen cómplice.
Nos vemos pronto, amigo. Ahora te dejo, debo estar alerta, veo que el verano puede empezar en cualquier instante.
Un abrazo,
Alberto.
Pd. Sólo tenían este ejemplar, manoseado por una ingente cantidad de (gente) modernilla.
Pero pensé que no te importaría.
Puede que incluso te guste más así. Hoy en día el preenvejecimiento está muy cotizado.
Tan bohemia. Me surgen mogollón de preguntas, pero es mejor no preguntar nada y quedarnos con la imagen de esmalte en el videt.
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