Era el tío más de puta madre que te puedas imaginar. Podías estar sentado sólo con él y ya te lo estabas pasando bien. A veces no nos teníamos ni que hablar para saber lo que pensaba el uno y el otro. Su madre llamaba de vez en cuando haciendo que estaba preocupada, a casa, porque Felipe no había aparecido, porque Felipe se pasaba más tiempo en mi casa que en la suya.
El único problema es cuando los sábados... a veces me despierto a las once de la mañana, y me extraña que no haya venido Felipe a despertarme, que es lo que solía hacer. Entonces cojo el móvil y le llamo, y de repente caigo en la cuenta de que está muerto, y que le puedo llamar todas las veces que quiera que no va a aparecer. Y que... que no vamos a hacer más planes juntos, que no me voy a poder reir de él porque no encuentra novia... Lo que no voy a hacer es tener nada interesante que contarle, ni a él ni a nadie.
Le echo mucho de menos...
La pecera de Eva.
Increible, ya lo sabes.
ResponderEliminar